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Nº 23 abril 2025
ayuda de otros infantes, consigue reducirle. La lujosa vestimenta hace pensar a los peones
que el prisionero es alguien importante. Diego Fernández de Córdoba y Arellano, Primer
marqués de Comares, lleva al prisionero creyendo que se trataba de alguien importante a
una mazmorra del castillo de Moral, fortaleza de su propiedad.
Por aquí ando ahora, enredando en este castillo denominado como el castillo de Lucena, su
peculiaridad es que se encuentra ubicado en el casco histórico. He sabido que se construyó
en 1148 tras la llegada del imperio almohade. Fernando III de castilla lo conquistó en 1240.
Fue donado a la Orden de Santiago. En 1342, lo adquiere a cambio de unos terrenos la
amante del rey Alfonso XI, Leonor de Guzmán que también había adquirido el castillo de
Cabra, precisamente en este último lugar posiblemente nació su hijo ilegítimo con el
monarca, el que sería el futuro Enrique II. Leonor mantuvo la propiedad del castillo hasta su
fallecimiento en 1351, cuando regresó a la Corona, en 1371 el rey Enrique II lo donó a Juan
Martínez de Argote y este, cuatro años más tarde, a su hija María Alfonso de Argote, que
había contraído matrimonio con Martín Fernández de Córdoba, alcaide de los Donceles,
quedando ya unido a este linaje familiar.
He visto a Boabdil antes de partir hasta el castillo de Cabra, ya que ha sido identificado por
sus propios soldados, las noticias que he conocido antes de abandonar esta época es que,
posteriormente lo entregaron a los Reyes Católicos. En sus ojos leí lo que más tarde supe,
que él sería el último sultán del reino nazarí de Granada.
Sigo mi periplo viajero, me hallo en el palacio de los condes de Santa Ana. Es un palacio
barroco del Siglo XVIII. Lo han construido la familia Mora-Saavedra, entre 1730 y 1750.
Provienen de un linaje criptojudíos y judeoconversos, atraídos por la fama que tuvo la ciudad
en tiempos anteriores y la añoranza de morar en tierra de sus antepasados han decidido
establecerse en Lucena. La fachada es magnífica, desde la portada se accede a un vestíbulo
que da paso a un primer patio o apeadero, tras el cual se ubica el segundo patio, de planta
cuadrada de composición estilística poco convencional. Entre ambos patios hay una escalera
monumental dispuesta en perpendicular respecto al eje de la casa, una bóveda decorada
con unas aparatosas yeserías, de un incipiente rococó, por lo que cabe fecharlas una vez
mediado el siglo XVIII, quizás en torno a 1760. Por su estilo podría atribuirse a Francisco José
Guerrero o a su discípulo Pedro de Mena. Esta escalera se enriquece asimismo con mármoles
y azulejos en los peldaños, así como con barandales de bronce. ¿Qué hago aquí? He venido
a traerle a D. Antonio Rafael de Mora y Saavedra quien posee un gabinete de antigüedades
una estatua romana de Eros dormido, de mármol está datada del siglo II. Está esculpida en
mármol blanco de grano muy fino y cristalino.
Supe que la estatua romana, desapareció, quizás fue escondida tras la invasión napoleónica
de Lucena en los inicios del siglo XIX. Me ha congratulado saber que en año 2010 con motivo
de la intervención arqueológica del edificio para su rehabilitación como centro de
interpretación de la ciudad, ésta ha aparecido.
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