Agosto 2025 - Flipbook - Page 14
Revista cultural año 2025
Ahora lo sé
perderte fue
lo peor que&&
me pudo suceder.
Por un momento quedé anonadado. Estaba claro que ese tipo no era de la misma pasta que los que
le jaleaban. Ciertamente, su deterioro físico y hasta su vestimenta podrían hacerle pasar por alguno
de ellos, pero ni muchísimo menos. Esos memos que lo utilizaban como diversión ni siquiera se
conmovieron con esas rimas.
Ya en la barra del bar, procuré estar lo más próximo a él. Quería indagar por qué había acabado así.
Pasaron casi dos horas de cante y poemas hasta que se fueron marchando los que le animaban. Solo
quedamos él y yo en la barra. Fue entonces cuando me atreví a preguntarle:
4¿Cómo ha terminado así?
Inmediatamente lamenté haberlo hecho. Esperaba una contestación tan grosera como mi pregunta,
pero sorprendentemente, con una voz casi gutural, respondió:
4La vida, señor.
El camarero se acercó rápidamente a nosotros y me preguntó si me estaba molestando. Y la verdad,
a mí me molestó la pregunta de ese tipo tan rústico como sus asiduos. Había ignorado totalmente a
ese pobre hombre, dándome a mí una categoría que, en esos momentos, dudaba si quizá el que había
hecho de bufón no fuera el más hidalgo de los tres allí presentes.
Rápidamente le dije que no, que era yo quien había pretendido entablar conversación con él. El
camarero rio socarronamente, mostrando unos sucios dientes, así como una notable falta de piezas
dentales, para añadir:
4Éste es un borrachín que su mujer dejó por causa de la bebida, y desde entonces este es su único
oficio.
Luego me preguntó si llenaba mi copa, que ya estaba casi vacía. Asentí y se alejó a buscar la botella
del rioja que le había pedido.
4¿Me invita a una copa, señor?
Su voz me sacó de mi abstracción. Le dije mi nombre, indicándole que no me llamase "señor", y le
pregunté el suyo.
4Juan, me llamo Juan 4me respondió.
4¿Está seguro de que quiere tomar otra copa? ¿Ha cenado? 4le pregunté.
Negando con la cabeza, tomé una decisión de la cual estaba seguro que no habría de arrepentirme.
Pagué mis copas, aunque no tomé la última que me traían. Quería salir rápidamente de ese sucio
antro y cenar con Juan en un sitio menos infecto que aquel.
Al principio me costó que hablase. Estaba en guardia, como si no se fiase o temiese abrirse en
demasía. Sin duda, la copiosa cena que había pedido, pues tenía apetito, fue borrando los vahos del
alcohol consumido, y poco a poco fue hablando:
4Un día cualquiera, en cualquier lugar, sin más compañía que su soledad, caminaba errático,
perdido su rumbo. Fue a parar a ese lugar…
Donde tan solo por una noche se dejó rescatar. Lamentablemente, Juan no pertenece a ese sitio, pero
ya es parte indisoluble de él.
FIN
14