Agosto 2025 - Flipbook - Page 34
Revista cultural año 2025
Eclipse lunar (V)
Ángel Pérez Campos
-Los motivosEl silencio era tan cortante que parecía
herir el aire. Fue Manuel el encargado con su
flema habitual de romper el espesor del momento:
- ¡Vaya par de días sorprendentes! Ayer Elena, y
hoy mis otros dos hermanos -Manuel había
adoptado la costumbre de llamar a Ramón su
"otro" hermano. Ramón, por su parte, seguía
absorto en observarla, captando cada detalle. Un
año la había transformado; ahora era más mujer.
Su figura perfecta, la franqueza de sus ojos negros
que lo miraban sin pudor, sus labios carnosos, su
delicada tez, y su cabello negro, antes liso, y
ahora bellamente ondulado. Sus manos elegantes,
de dedos finos y delicados, eran notables, y hasta
había crecido. Todo esto enmarcado por un
vestido sencillo pero elegante la hacía estar deslumbrante. Ramón, un poco desconcertado, buscó a
Rodrigo. Cuando sus miradas se cruzaron, ambos, como coreografiados, se encogieron de hombros,
mostrando su incredulidad. Elena no podía quitarle los ojos de encima a Ramón. No lo esperaba,
pero sin querer, su corazón latía a un ritmo inusual, incontrolable. Aunque estaba desaliñado por el
viaje, su atractivo había aumentado. Su pelo revuelto, la barba de un día, su esbeltez y aquella mirada
tímida a la vez que dura no la dejaban indiferente, al menos para sus ojos. Parecía más alto, y al
caminar, apenas se le notaba ya su cojera. Sus manos fuertes y afanosas cogían los bultos de aquel
coche mientras ella pensaba en las veces que lo maldijo por su decisión, por su abandono. Pero, a la
vez, recordaba la cantidad de veces que se había dormido pensando en tener ese cuerpo a su lado,
en lo absurdo que era estar viva sin no estaba junto a él, cuantas veces se durmió con su nombre
besando su boca y de repente, él estaba allí, enfrente, sin esperarlo. - ¿Y ahora qué?, Ahí está la
persona que más quiero en este mundo, en el peor momento de mi vida -, pensó.
-Deja eso Ramón, que ya nos encargamos nosotros, pasar dentro para asearos -, dijo Doña
Elvira. Los dos pasaron a un baño en la planta baja y allí pudieron intercambiar opiniones. -Lo siento
Ramón, esto no estaba previsto. Mi hermana se presentó aquí ayer de improviso. Tuvo una
desavenencia con un chico de su grupo de amigos de la universidad y decidió venirse para acá ya
que estaban cerca de aquí, en Jerez. Por favor no pienses en ningún momento que te hice una
encerrona -. Al instante de decir esto, se abrió la puerta del baño a sus espaldas, era Manuel que
rápidamente les desveló la situación: - Ayer por la tarde, un coche negro se detuvo frente a la casa.
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