Agosto 2025 - Flipbook - Page 37
Revista cultural año 2025
una gran comida el 25 e invitaron a muchos antiguos amigos de Cádiz y entre ellos, uno que es
viudo vino acompañado de su nieta. Nos sentaron juntos debido a que nuestras edades eran
similares y la cosa fue que no paramos de hablar en toda la jornada y claro una cosa lleva a la
otra. Por eso, cuando tenía varios días libres en Sevilla me venía para acá a ver a los abuelos y
también a Leonor -. - ¡Dios mío, ahora sí que te hemos perdido, Manuel! -, Le respondió Ramón
mientras le cogía el pelo y lo despeinaba empujándolo hacia la arena riéndose a carcajadas. Al verlo
lleno de arena se desternillaron todos. Manuel se incorporó y se volvió a sentar. 3 Es más, he
comunicado a nuestros padres, que quiero pedir el traslado de matrícula a la Universidad de Cádiz
para el año que viene, porqué da la casualidad de que Leonor está estudiando Filosofía allí. A
nuestra madre le ha parecido una idea muy buena porque así le hago compañía a los abuelos. La
cosa es que me siento bien cuando estoy con ella-. Rodrigo se puso en pie y le alargó la mano a
Manuel. El la cogió, y Rodrigo de un fuerte tirón lo puso en pie, - Vamos cuéntame los detalles
adonis -, le puso una mano en el hombro y empezaron a andar tranquilamente al lado del mar.
Mientras se iban alejando Elena volvió la cara hacia Ramón, el sintió como su mirada lo traspasaba,
le quemaba. Ramón sin dejar de mirar al mar, le dijo: -Por fin solos. Creo que hay muchas cosas
que contar y muchas más que explicar ¿no? -. - No me debes ninguna explicación, ni justificación.
Tu escogiste lo que creíste que era lo mejor, eso es todo, ya no tiene vuelta atrás -, - Creo que me
equivoqué, fui egoísta y no pensé ni medí el daño que te podía hacer -, - Me hiciste mucho mal,
Ramón. Creo que no me merecía ese trato. Me sentí despreciada, abandonada por ti. Ni una
miserable carta, Ramón, unas palabras de aliento me habrían dado el oxígeno que tanto necesitaba.
¿Y ahora apareces de la nada y me pides que te perdone? -, respondió ella, sentada, apoyando sus
manos sobre la sabana. Ramón posó una de sus manos sobre una de ella girando, ahora sí, su cabeza.
-Los siento mucho Elena -, dijo él -Ya no me quedan lágrimas Ramón, me abandonó la esperanza,
solo quiero estar loca ahora, loca de atar o borracha, no quiero sentir nada, solo me quedan
recuerdos y un futuro incierto -, Ramón enmudeció al ver que la sinceridad de su cara le trasladaba
el dolor, el sufrimiento padecido y el desconsuelo de su amargura. Elena retiró su mano de la de
Ramón al ver que sus hermanos se acercaban de nuevo a ellos. 3 Bueno cuéntame, Ramón, ¿cómo
te ha ido a ti este año? -, cuando llegaron Rodrigo y Manuel se volvieron a sentar en aquella sabana,
entonces Elena de un salto se levantó y extendió su mano hacia Ramón que de un fuerte tirón quiso
levantarlo, pero no pudo cayendo de culo en la arena. Aquello despertó las risotadas de sus
hermanos. Ramón se levantó solo y ayudó a Elena. Después, empezaron a caminar solos. - ¿y porque
has elegido Granada?, si dices que te equivocaste, ¿Por qué insistes en el error?, o ¿es que no
querías estar cerca de la problemática Elena? -, le dijo. -No hemos hablado en más de un año, lo
medité mucho Elena, pensé al recibir las noticias de tu hospitalización y de la nueva vida que
llevabas en Sevilla, que quizás yo ya no encajaba en ti, que ya nuestra relación sería un simple
recuerdo-, le dijo Ramón. – Veo que eres más guapo que antes, que te miro y te sigo deseando, que
ahora estás caminando a mi lado y aun no me lo creo, pero lamentablemente sigues siendo el mismo
cobarde de siempre. Ya eres un hombre Ramón, debes dejar atrás tu timidez, debes luchar por lo
que quieres, por lo que amas, o ¿deseas seguir llorando tus fracasos y tus errores al llegar todas
las noches a la cama? – le dijo ella con su franqueza sin adornos de siempre. Siguieron caminando
y charlando hasta el final de la playa para después girar de nuevo. A veces se paraban y se quedaban
mirándose el uno al otro sin decir nada, Manuel y Rodrigo que no le quitaban la vista de encima
también se preguntaban en que iba a terminar aquella atormentada relación.
Desde el otro lado de la playa, detrás de ellos, un coche hacía sonar el claxon. Era el Citroën,
el coche de Don Fernando, que intentaba llamar su atención. Rodrigo se dio la vuelta y fue hasta
donde estaba aparcado. Cuando volvió lo hizo a la carrera y se dirigió hacia donde caminaban Ramón
y Elena. Habló un instante con ellos y solo Elena se dirigió al coche, cuando llegó montó y el coche
emprendió la marcha. -Era nuestro padre. Como sabéis esta mañana se acercó a Jerez para
interesarse por el estado del chico con el que tuvo el problema Elena. Por lo visto como la cura se
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