Agosto 2025 - Flipbook - Page 39
Revista cultural año 2025
pasa Elena?,¿Qué ha ocurrido? …dime ¿por qué estás así? –, le dijo él, 3 Todo se va a solucionar,
es culpa mía y solo mía, tú no te metas –, exclamó malhumorada. Estaba temblando y no era de frío.
Ramón echó su brazo sobre su hombro, pero Elena al sentirlo lo rechazó, 3 No me toques estoy sucia
3, Ramón no entendía nada. Sus maneras del día anterior a las de hoy eran claramente diferentes
¿Qué estaba pasando? Lo intentó de nuevo, y esta vez Elena levantó la cabeza y la apoyó en su
pecho. Él le tomó la barbilla con una mano y la atrajo hacia su boca. Se besaron suavemente, sin
ímpetu. Estuvieron hablando más de dos horas hasta que Doña Elvira interrumpió la conversación:
– Vamos a la cama Elena, mañana hay que madrugar –.
Ramón estaba consternado por lo que le contó esa noche Elena, no pudo dormir, ¿Cómo
pudo pasar aquello?, ¿Qué sentido tenía aquel abuso?, ¿De qué pasta estaban hechos los hombres?
Los hechos eran terribles y podrían empeorar. Quizás estaba presenciando la destrucción total no
solo de una persona, quizás se llevará también por delante a una familia y también a él mismo. No
sabía qué hacer ante esta situación, estaba ante el peor de los escenarios para un futuro próximo
tanto para ella como para él. Pensó que la vida de Elena se había quebrado de forma trágica, no lo
merecía y él se sentía que era en gran parte causante de su desgracia. Cuando se levantó al día
siguiente, aún reinaba la oscuridad de la noche, pero lo tenía claro: no quería que Elena se marchara
sin verla de nuevo, ni que sus padres se la llevaran sin antes comunicarles la decisión que había
tomado. Nadie volvería a llamarlo cobarde. En la mansión, la única estancia iluminada a esas horas
era la cocina. Al abrir la puerta, encontró a Don Fernando, Doña Elvira y a Elena desayunando, ya
preparados para salir. 3 Buenos días, perdonen la intromisión, pero antes de que partan me gustaría
hablar con ustedes –, – Buenos días, Ramón. Dilo aquí mismo, por favor, pero apresúrate. Tenemos
que ir a Sevilla y no queremos que nos coja el calor –, los tres se le quedaron mirando, esperando
con impaciencia lo que tenía que decir Ramón, pero después de la noche en vela, casi no podía
articular palabra. – Me he enterado de lo que ha pasado y de la situación en que queda Elena y creo
que es necesario que yo dé un paso adelante, lo que debí hacer hace tiempo y por egoísmo y
cobardía no hice. Yo sigo queriendo a Elena y la quiero con toda mi alma, mi único anhelo es estar
toda mi vida junto a ella, quiero casarme con ella. Renunciaré a mis estudios y me pondré a trabajar,
nos mantendremos, saldremos adelante –, Elena se levantó rápidamente de la mesa, tirando la silla
hacia atrás. Lo abrazó y lo besó, mientras Don Fernando y Doña Elvira trataban de asimilar lo que
estaban viendo y oyendo. Esperaron un momento, viendo cómo Elena le susurraba cosas al oído a
Ramón durante el abrazo. – En las noches despejadas, cuando mires las estrellas, piensa que yo
también las estaré mirando desde donde esté. Estaremos bajo la misma cúpula, estaremos juntos,
seremos como aquellos niños que se besaron por primera vez –, le volvió a besar y sentenció: – Te
querré siempre, pero debo asumir mis errores. Adiós, Ramón –. Elena se separó lentamente de él,
tomó un pequeño bolso de viaje, salió de la casa y se dirigió al coche que ya estaba fuera. Abrió la
puerta trasera y subió sin mirar atrás. Don Fernando se acercó a Ramón, lo miró fijamente y le puso
la mano en el hombro sin decir nada. Después Doña Elvira, abrazándolo le dijo: – Yo también me
equivoqué Ramón –, El coche empezó a perderse en la penumbra del alba, mientras Ramón lo miraba
como se alejaba, empezó a asimilar que la estaba perdiendo definitivamente.
-Laura y la universidadDesde su llegada en julio del año anterior, Elena se había sumido en un profundo letargo. El
dolor y la soledad más absolutos se habían instalado en su espíritu, envolviéndola en un nimbo
depresivo. Decidió quedarse en Sevilla, negándose rotundamente a volver a La Polvorilla; no quería
ver a Ramón, a sus padres ni nada que la vinculara con su vida pasada. Aquellas semanas iniciales
con su anciana abuela fueron un tormento. La preocupación de la anciana crecía al ver que Elena
apenas salía de su habitación, se comunicaba poco y la ingesta de alimentos era mínima.
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