Diciembre 25 - Flipbook - Page 35
Revista cultural año 2025
Todos, acto seguido, se apresuraron a coger el que más les llamaba la atención. Todavía
saboreándolo, mi tía se acercó por atrás con otra caja sin abrir y la depositó encima de la
mesa. —Bueno, ahora hay que empezar esta, la nuestra.
No me lo podía creer. Mis sentidos no daban abasto para almacenar tantas sensaciones.
Esto no pasaba a menudo. ¡Qué felicidad sobrevenida para los más jóvenes y para los
padres al vernos tan pletóricos!
—¿Rafalín, es esto la Navidad? —le pregunté. —No lo sé, pero esto es bonito y nos gusta,
¿no? —me dijo.
Nochebuena en el Cortijo
El día siguiente amaneció muy temprano, y yo también. El temible estropajo de esparto
apareció en manos de mi madre, y aquel barreño con agua caliente al lado de la chimenea
hizo el resto. Mi madre nos vistió a mi hermano y a mí. Desayunamos tortas de masa que
mi tía ya estaba preparando para todos. Cuando salíamos por la puerta cogidos de la mano,
mi madre dijo: —Carmela, ya mismo estamos aquí. Ella le contestó: —Cuando se levanten
los míos y desayunen, los mando con su padre para allá, para la casilla, y que vean a sus
abuelos también.
Fue una mañana frenética, pero al mediodía ya estábamos todos de vuelta. Mi tía estaba
ahora preparando el arroz con pollo que tan rico le salía y, mientras, mi madre freía setas,
pajarillos, sangre, tripillas y morcilla. En un perol se calentaba asadura de cerdo
encebollada. Mi padre partió en rodajas un salchichón, una lengua salada de cerdo y una
morcilla de sesos. Mi tío Miguel partía el pan y llenaba de ascuas los braseros de la mesa
del comedor, entre tanto mis primos traían leña para que no faltara. En la mesa del fondo,
una fuente de mantecados y unas botellas de licor de coñac, anís seco y dulce, y licor de
café, por si aparecía alguna visita. Todo a mis ojos era asombroso, todo estaba afinado,
todo era un sueño y yo no quería despertar.
Dos almanaques nuevos colgaban ya de las paredes de aquel salón-cocina, y a uno de ellos,
al del belén, mi madre le encendió un cabo de vela.
—Mamá, ¿qué es la Navidad? —pregunté. Ella me contestó: —La Navidad es esto, ¿te
parece poco? Celebramos el nacimiento del hijo de Dios, Jesús. ¿No lo comprendes? —
Mamá, ¿y por qué no es siempre Navidad?
Mi madre se encogió de hombros y me dijo: —Mira, pregúntaselo a tu padre o a tu primo
Antonio cuando venga este verano, que ya es casi cura. ¡Ojú con este niño, qué preguntas
tiene!
Después de comer, los cinco más jóvenes nos fuimos a la era a jugar o a gamberrear tirando
piedras. Desde allí vimos un atardecer difícil de superar en belleza. Los cerros se iban
oscureciendo, el cielo enrojeció y el frío empezó a envolvernos. Ahora, las casillas y cortijos
que nos rodeaban eran más visibles, pues se empezaron a encender candelas cerca de las
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