Julio 2025 - Flipbook - Page 19
Revista cultural año 2025
Marta era su vecina y le ayudaba en lo que podía llevándole comida y dejándole algo de
dinero cuando se solía ver más apurada. Marta vio a María un poco abatida y le dijo que
saliera esa noche a divertirse. Ella se quedaría con la niña y así se podría despejar un poco.
Le costó trabajo decir que sí, pero al final aceptó y se arregló para salir a despejarse un
poco.
- Gracias Marta, me vendrá bien salir un poco.
Paseaba por el parque disfrutando de aquel fresco que recorría su cuerpo. La verdad es
que apetecía salir después de un día duro de calor. Siguió andando y llegó a un estanque
donde había peces; se puso a echarles de comer. Un muchacho se le acercó y empezaron
hablar. Aquel joven tenía algo que a María le atraía. Tal vez sus ojos, su boca, su voz& Ella
no sabía, pero sentía una gran atracción hacia él. Él la invitó a tomar una copa y María no
supo decir que no. Ella aceptó y los dos salieron del parque.
A la mañana siguiente María despertó en su cama junto a su hija. Una sensación extraña
tenía por todo su cuerpo. No se acordaba de nada de lo que pasó la noche anterior. Solo
recordaba la mirada de aquel joven pero nada más. Bajó a desayunar, pero su estómago
no digería aquella comida, sentía asco.
- Dios mío, qué habré bebido anoche.
Los rayos del sol empezaban a entrar por la pequeña ventana de su salón. Sintió como si
se le quemaran los ojos. Rápidamente echó las cortinas, la cabeza le iba a reventar. Sentía
frío, mucho frío; su piel estaba helada.
- Pero que me está pasando&
Subió al baño para darse una ducha a ver si se le pasaba aquel malestar. Mientras subía
iba echando todas las cortinas. Parecía como si tuviera miedo a la claridad. Se asomó para
ver como su hija Verónica dormía profundamente. Entró al baño para echarse agua en la
cara y cuando se miró al espejo vio que no se veía reflejada en él. María empezó a
asustarse. Buscó otro espejo que tenía en el tocador del dormitorio, lo miró pero tampoco
podía verse. La angustia le estaba atrapando. De pronto su hija empezó a llorar, la cogió
en brazos y la abrazó. De repente unas ganas tremendas de beber le vinieron al tener a su
hija en brazos. Volvió a bajar a la cocina a por agua y cuando iba a beber apareció de la
nada aquel joven que le dijo
- No María, el agua no te quitará esa sed que tienes.
María se sorprendió al verlo allí pues no entendía nada.
- Te vi amargada y te he ayudado. Ya no tienes que preocuparte de nada, ahora formas
parte de mí María.
- ¿Qué me has hecho?
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