Julio 2025 - Flipbook - Page 26
Revista cultural año 2025
Jugábamos en la calle hasta que las estrellas nos decían que ya era hora.
Con los pies negros, las rodillas raspadas y una sonrisa que no cabía en la cara.
Nos creíamos invencibles, con una botella vacía como portería y el alma limpia como el
agua de la Fuente de las Piedras.
Allí íbamos también, claro.
Con la sandía al hombro y la risa fácil.
Se metía en remojo y, mientras se enfriaba, nosotros nos tirábamos agua, cantábamos,
soñábamos…
Como si el verano fuera eso:
Reírse mientras esperas a que la fruta se enfríe.
Pasábamos tardes enteras en la Atalaya, corriendo, inventando mundos, sintiéndonos libres
como nunca.
Allí no existían los teléfonos móviles que hoy nos atan a todos.
No hacía falta que nuestras madres supieran cada cinco minutos dónde estábamos.
Ellas sabían que estábamos bien, que estábamos en la Atalaya, en nuestra montaña
mágica: jugando, riendo, siendo niños de verdad.
Y yo… yo me acuerdo de mi padre.
Doblando la esquina del barrio con su pantalón de mil rayas, la camisa medio
desabrochada y esas chanclas que hacían