Julio 2025 - Flipbook - Page 36
Revista cultural año 2025
Más de un año sin ver a Elena, y aunque sus sentimientos se habían amoldado, él no podía
olvidarla. Ella se había quedado suspendida como un hilo de luz, enredada, entretenida,
alimentando su inquietud. Estaba presente en cada ausencia, su imagen iba y venía, como una
marea constante. Se preguntaba por qué no lograba que aquel sentimiento se olvidara con el paso
del tiempo. Aún saboreaba el dulce veneno de sus besos, sentía el temblor de su cuerpo junto al
suyo, olía el aroma de su pelo en cualquier objeto, e incluso la oía hablar y reír en cada calle, en
cualquier conversación. Ramón se seguía carteando con Manuel al menos una vez al mes. Elena
mejoró de salud, pero no en los estudios. Tenía muchas amistades y daba rienda suelta a su
juventud, con mucha diversión y muy poco sacrificio para mejorar sus calificaciones. Su abuela
estaba enfadada por sus llegadas tardías, algo inaceptable para una muchacha de su edad. Su
madre, Elvira, pasaba temporadas con ella intentando encauzarla, pero ni ella ni las charlas de
Manuel frenaban ya su actitud rebelde.
Por otra parte, él, aún dudaba sobre qué y dónde estudiar el primer año de universidad.
Don Higinio, observando su creciente interés intelectual, le sugirió Sevilla o Granada. Eran ciudades
relativamente cercanas donde estaban emergiendo toda una pléyade de nuevos escritores,
pintores, músicos e intelectuales en general, un ambiente ideal para su desarrollo personal y
académico. La sociedad estaba inmersa en cambios constantes, impulsados por aires de libertad y,
a veces, de libertinaje, que ponían en peligro la estabilidad entre el conservadurismo tradicional y
las nuevas olas idealistas de toda índole. Aquella semana en la Polvorilla, Ramón, habló con sus
padres y les pidió opinión sobre el modo de afrontar su futuro, ya que, estudiar una carrera,
suponía un esfuerzo económico considerable para la familia. Ramón les comentó que, si era
necesario dejar su formación y buscar trabajo, estaba dispuesto a sacrificarse. Sus padres se
enfurecieron cariñosamente con él, pero se negaron en rotundo, - antes vendemos la casa del
pueblo – le dijo su madre. Días antes, Don Higinio se había citado con Mercedes y le expresó lo que
todos sus colegas veían, el extraordinario potencial de Ramón, por eso les instó a hacer un esfuerzo
para que sus capacidades no se perdieran. Él mismo se ofreció a ayudarlo en todo lo necesario con
sus estudios.
Una tarde, Don Fernando, después de estar con Evaristo probando los nuevos tractores
adquiridos para las fincas, llamó a Ramón para que se reuniera con él en su despacho. —¿Cómo
estás, Ramón? Este año has venido poco por aquí, tú sabes que eres siempre bienvenido, esta es tu
casa y tu familia —dijo Don Fernando, - Lo sé, pero sí le puedo ser sincero, me ha venido bien para
reflexionar, espero que no les haya molestado –, le respondió Ramón. – Para nada, tus padres nos
han informado de tu trayectoria, y no hay nada malo en tu actitud, es más nos hemos alegrado de
que el curso lo hayas superado con tanta solvencia, pero de lo que más orgullosos estamos es de tu
entereza ante la adversidad de la enfermedad –. – Bueno, a veces es más difícil superar el daño que
no se ve, que el que todo el mundo presume ver -, le dijo el chico, - Ya lo sé, Ramón. Seguramente
sabrás los problemas que tenemos con Elena, estamos preocupados y con una angustia que se
acrecienta por la distancia. Vemos cómo, día a día, su equilibrio y solidez se desmoronan, y lo peor
es que no tenemos una herramienta, una solución con la que podamos ayudarla, y eso a Doña Elvira
y a mí nos quita el sueño. -, - A mí también Don Fernando, y creo, sinceramente, que lo que surgió
entre nosotros fue el desencadenante de esta situación. Pensar que renuncié a una relación tan
pura, a un sentimiento tan poderoso me hace renegar de mí decisión. Quizás la sometí a un
desengaño forzado castigándola sin ninguna explicación,&&. pienso que podía haber buscado otra
salida y todo porque consideré egoístamente, que era lo mejor para los dos, eso me martiriza día y
noche -, le dijo Ramón compungido, - Me conmueve tu sinceridad, estas cosas pasan a veces y no
sabes si las decisiones que tomas van a ser las correctas. Pero tu planteamiento fue cabal, no hay
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