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Revista cultural año 2025
EL REMOLINO
Antonio Jesús Morante Pineda
A veinte km de Ilión, la antigua Troya, año 190 A.C. En una de las ciudades más importantes
de la actualidad, llamada Ilión , hay un ejército acampado. Un ejército grande, ordenado
por Mileto, la ciudad, con el objetivo de ayudar en una de las guerras más importantes de
esta época. Dos de las ciudades que mayor comercio y dinero regentan: Ilión, se defendía
de la invasión romana con sus respectivos aliados, como ocurrió algunas veces en el
pasado.
En el campamento hay dos soldados, sentados al lado de una hoguera y salvaguardados
del fresco de la noche, negra como el azabache. Uno de ellos vestía con la panoplia y
llevaba una capa, que en antaño fue carmesí, pero ahora viste de un marrón rosado,
debido a un largo viaje. El otro hombre, más veterano y con una túnica ligera, jugueteaba
con el fuego hasta que su curiosidad le hizo hablar:
— ¿Cómo decías que te llamabas, viajero?
— Mi nombre no importa, lo único que debes de saber es que estoy de tu bando, ¿No
crees que ya es suficiente?
— No hace falta hostilidad, amigo, yo me llamo Laertes y me uní a esta empresa con el
objetivo de recaudar una fortuna, ayudando a Ilión, aunque a cambio tendré que luchar
con hermanos griegos en contra de los hijos de la loba. ¿Qué te trae a ti aquí, viajero? ¿De
dónde vienes? — Comentó Laertes mientras tiraba un palo al fuego.
— Vengo de Aegabro, una lejana tierra de Hispania. Y lo que me trae aquí es una mujer de
mi tierra.
— ¿Tan largo viaje por una mujer? Estás loco, viajero, Dionisos ha nublado tu juicio —
Comentó Laertes dando vueltas a su dedo en la sien, tratando de entender que el viajero
estaba loco.
— No lo entenderías, Laertes, no hablo de una mujer cualquiera, hablo de alguien
importante, una mujer que cambiará el destino de mi pueblo; se llama Flaminia. Los
romanos han venido a por su secuestro, pero tendrán que llevarme al Hades primero.
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