Noviembre - Flipbook - Page 4
Revista cultural año 2025
y sin duda por la intensidad del bombardeo, dejaría muchos cadáveres y heridos.
Los aviones siguieron su rumbo y soltaron también bombas en la calle Platería, Juan de
Silva y en el barrio de Villa.
Cuando todo hubo acabado se contabilizaron 109 muertos y más de 200 heridos.
Por suerte, aunque volaron el puesto de la abuela de las niñas, esta solo resultó herida por
metralla y, a Dios gracias, pudo restablecerse.
Las niñas nunca habrían de olvidar aquel día en el que su padre, de haberse demorado un
poco más en llegar a entregar las calabazas, podrían haber perecido, pues se arrojaron
bombas de 15, 70, 100, 250 y 500 kilos, lo que provocó que en el mercado de abastos
muriesen 35 personas en el acto y 14 posteriormente a consecuencia de las heridas. Mujeres,
niños, hombres...
Para las niñas Vicenta y Emilia, comer jeringos nunca fue precisamente un regocijo, pues
evocaban aquella trágica mañana en la que su pueblo, Cabra (Córdoba), alejado del frente
activo, pues se encontraba a 1000 km, sin medios de defensa y cuando estaba a punto de
acabar la guerra, fue bombardeado sin piedad por tres aviones republicanos.
Una barbarie olvidada, un bombardeo inútil, un hecho luctuoso que incluso parece querer
ocultarse, una ignominia más que sufrimos los egabrenses.
NOTA: En el 88 aniversario sirva este relato breve, como una poderosa cápsula de memoria
que evoca el Bombardeo de Cabra (Córdoba). El momento de la salvación por un instante
de Emilia, mi madre, Vicenta, mi tía y Antonio, mi abuelo. El contraste dramático de la
inocencia de la vida cotidiana frente al terror repentino. Un testimonio de supervivencia y
trauma.
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